El acompañamiento individual o coaching PRH es una relación de ayuda. Las dos palabras son importantes: relación y ayuda. Se trata de una relación con una persona que acoge y escucha al solicitante tal como se presenta, con las dificultades y necesidades que expresa y, al mismo tiempo, con su deseo de progresar. Es una relación cálida y profesional que ayuda al solicitante a ponerse en la pista de su crecimiento personal.
Una relación de ayuda puede ser puntual, para resolver un problema preciso. Por ejemplo, para tomar una decisión futura (¿jubilo este año o sigo un año más? o bien, ¿cómo ayudo a un hijo en su orientación escolar o profesional?). También puede corresponder a la necesidad de responder interrogantes respecto del trabajo, al funcionamiento con la pareja o puede apuntar a clarificar conflictos personales o relacionales. Es un proceso que requiere mayor profundidad y puede llevarse a cabo durante un período más extenso, con sesiones regulares cada 3 semanas o una vez al mes.
El acompañante PRH vela por el trabajo sicológico mediante sus preguntas centradas en el solicitante: le ayuda a profundizar en lo que siente para clarificarse, a fin de que pueda darse cuenta de sus funcionamientos y hacer nuevos descubrimientos que le permitan avanzar.
La relación de ayuda PRH permite dejar vivir la emoción presente en lugar de contenerla o dominarla, ¿no se dice acaso que una emoción rechazada se manifestará de otra manera, a veces por somatizaciones o por actos fallidos?
Después de una sesión de acompañamiento se produce una limpieza de la vida emocional, la persona se siente más distendida y aliviada, se libera de tensiones. Al finalizar se le alienta a continuar el trabajo sobre ella misma, poniendo a su disposición recursos que favorecen el autoconocimiento y desarrollo personal.