Cada ser humano nace con un potencial único. Un entorno vivificante y de seguridad favorece el desarrollo de este potencial. Al contrario, un entorno no estimulante lo puede obstaculizar.
Cada persona tiene la fuerza necesaria para encontrar y desarrollar su potencial original. Cada uno(a) posee un potente aliento para llegar a ser quien es, incluso en condiciones difíciles.
Para poner este proceso en marcha, necesitamos todas las dimensiones o instancias de la persona: